Mi enfermedad

Ahora no tengo ganas de pensar. Hace cuatro días que no duermo y me da miedo volver al hospital porque no sé  lo que me encontraré  allí.

Hace cuatro días me dieron una mala noticia: mi cuerpo tenía un tumor intestinal. Yo estaba asustado puesto que  en mi familia, cuatro personas, tuvieron tumores y fallecieron al poco tiempo. Los primeros meses no conté mi enfermedad para no preocupar a nadie. Más tarde, mi cuerpo empezó a hincharse por los medicamentos.

Mis parientes me intentaban animar,  pero yo no tenía  ilusión por nada.  Pedro, mi padre, buscó por todo el mundo el mejor hospital para que sobreviviera. Los hospitales de mi provincia no me daban seguridad de que la operación saldría bien. No quise operarme por miedo. Hasta que un buen día, recordé lo que me dijo mi tía “COGE EL TORO POR LOS CUERNOS”. Entonces decidí operarme.

Estuve  cuatro horas en el quirófano. Cuando desperté de la anestesia, lo primero que pedí fue un espejo. ¡Por fin! Después de mucho tiempo mi cara tenía sonrisa. Yo no sabía cómo había salido de la operación, pero sí sabía que había tomado una decisión muy importante en mi vida. El médico me dijo que salió todo genial. Mi vida dio un cambio y pensé lo que vale la salud y la buena amistad.